Hace unos días el primer ministro británico anunciaba que su Gobierno tenía la intención de bloquear los contenidos para adultos en todas las conexiones a Internet y que estos contenidos solo estarían accesibles previa petición.
Conviene destacar que no se está proponiendo el bloqueo de contenidos regulados y penados legalmente, eso ya está prohibido por definición, sino de contenidos para adultos llevados a cabo por adultos y de forma absolutamente libre y consentida.
Por si no sabe los charcos en los que se está metiendo, ahí van algunos de ellos.
Primer charco: la pornografía puede ser reprobable moralmente pero no es ilegal. Una vez metidos en harina, algún productor de películas para adultos podría pedir, siguiendo el mismo argumento, la prohibición de revistas como Playboy o algunas otras bastante más explicitas. Incluso podrían solicitar que se aplique el mismo criterio a muchos periódicos por publicar una sección de anuncios por palabras que, como poco, raya lo soez. Hasta se podría plantear el encarcelamiento de algún dueño de gasolinera por exhibir DVDs con contenido para adultos en los estantes de las tiendas de carretera.
Segundo charco: Técnicamente es un brindis al Sol, prácticamente imposible de cumplir. Ya hay alternativas técnicas sobre plataformas sin ánimo de lucro que son tan simples de usar como configurar un proxy en el navegador. Un ejemplo es
www.immunicity.org que permite cursar el tráfico sin dar información al censor de la página realmente solicitada por el navegador. Y habrá otras soluciones mucho más sofisticadas a medida que las anteriores se vayan contrarrestando, porque así ha sido siempre en la historia de Internet. Y si el principal objetivo de la protección son los jóvenes conviene destacar que generalmente tienen más conocimientos de TI que sus progenitores por lo que no les costará mucho saltarse el filtro tecnológico.
Tercer charco: Se ha decidido que quien gestione el filtro sea Huawei. El filtro provocará la existencia de un fichero de datos personales de nivel alto con las personas que desean acceder a contenidos para adultos. Y ese fichero será gestionado por una empresa china, lo que choca con otras medidas de los Gobiernos como
la negativa de la CIA o el MI5 a utilizar PCs de Lenovo por la sospecha de que puedan contener puertas traseras para facilitar información a su Gobierno. China no destaca especialmente por la protección de los Derechos Humanos por lo que los ciudadanos británicos deberían mantener un cierto nivel de preocupación respecto a donde terminará su historial de navegación.
Cuarto charco: Limitar el acceso a contenidos que no son ilegales es censura ideológica. El Reino Unido se equipara a países como China con su
Gran Muralla en la web, censurando cualquier contenido que se considere (que ellos consideren) no apropiado para sus
súbditos. Y los ciudadanos ya hace mucho tiempo que ni son ni quieren ser súbditos (subdĭtus es el participio pasivo de subdĕre, someter, sometido).
Quinto charco: Debería empezar por fomentar unos valores y una cultura diferentes. No es compatible prohibir la pornografía en la Red con permitir anuncios en horario protegido que abiertamente hacen referencia al sexo aunque lo anunciado no guarde relación alguna. Hay casos evidentes en ciertas marcas de desodorante pero es que incluso los hay con productos bastante poco sexys como los detergentes o los dentífricos. Si quieren prohibir algo tal vez deberían empezar por limitar ese tipo de anuncios para fomentar unos valores diferentes en la sociedad que dicen proteger. Por cierto, este tipo de anuncios son casi siempre denigrantes para la mujer y lo único que ponen de manifiesto es la pobreza profesional de los publicistas que los crean.
Sexto charco: La moralina de quita y pon. Produce una similar reacción en la conciencia una imagen de sexo explícito que ver cuerpos brutalmente mutilados en cualquier telediario en
prime time. Pueden comenzar por limitar ese tipo de imágenes o incluso las guerras que las originan.
Adelante, a ver lo que tardan en caerse del guindo. Solo espero que no se aficionen a la censura por estos lares.
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