Por un lado Windows y Linux y su ecosistema abierto en el que cualquier fabricante de hardware puede vender sus maquinas con el sistema operativo preinstalado. En este modelo, los dueños del sistema operativo no se posicionan, al menos no claramente, por unos u otros fabricantes de hardware.
Y por otro lado está el Mac de Apple en el que ningún fabricante puede diseñar maquinas para él, únicamente el propio Apple puede hacerlo. Esta visión responde a la obsesión de Apple de controlar todo el proceso, desde el diseño hasta el punto de venta pasando por la fabricación, el marketing e incluso el embalaje.
En pura lógica, atendiendo a criterios de razonamiento empresarial clásico, mas competidores trabajando en un mejor producto debería generar mayor innovación para los clientes. El hecho de que haya más mentes pensantes -empresas- trabajando en la evolución de un producto y la propia competencia entre ellas debería provocar una mayor innovación. Parece lógico.
¿Y en los móviles y tabletas?
Sin embargo, esa misma lógica no parece estar aplicándose al mercado de tablets y smartphones.
Como es de esperar, Apple no ha modificado un ápice su política de diseñar y fabricar como un todo tanto el hardware como el software del iPhone e iPad. Ningún proveedor tiene acceso al proceso en ningún punto, desde el diseño del producto hasta el punto de venta. Incluso las operadoras tienen vetado manchar los aparatos con sus logotipos -únicamente puede aparecer la manzana- ni pueden personalizar los terminales con tonos o imágenes preestablecidos, tal y como hacen con cualquier otro fabricante.
Pero quienes sí parece que han realizado un viraje estratégico importante son Microsoft con Windows Phone y Google con Android.
Por un lado, Microsoft no tiene problemas en anunciar los teléfonos de Nokia en la home de su sitio web pese a que otros fabricantes como Samsung, LG o HTC también diseñan teléfonos para su Windows Phone. Microsoft y Nokia son (aún) empresas diferentes pero está claro que su acuerdo estratégico tiene dos consecuencias. Primero, que deja un poco apartados al resto de fabricantes de hardware y segundo que su fabricante estrella, Nokia, diseña los teléfonos de forma conjunta con los diseñadores y programadores del sistema operativo. Es decir, el mismo modelo que aplica Apple pero con dos empresas que mantienen una alianza en lugar de una única compañía.
Y Google hace exactamente lo mismo con Android. No es casualidad que la presentación mundial de Android 4 Ice Cream Sandwich se realizase en Hong Kong conjuntamente con su aliado estratégico Samsung. La alianza va incluso más allá ya que el teléfono que la propia Google comercializa en su web, el Nexus, es fabricado por Samsung.
Todo ello pese a que el ecosistema Android está enormemente poblado con otros fabricantes de gran tamaño como Sony Ericsson, HTC, LG, Huawei, ZTE, Acer o Motorola.
La innovación y la competencia
Los fabricantes de sistemas operativos para teléfonos móviles y tabletas parecen haber aceptado de facto la visión de Apple de que no puede conseguirse una gran experiencia de usuario si el software y hardware no se diseñan conjuntamente.
Apple lo lleva al límite haciendo todo el desarrollo de producto internamente al tiempo que Google y Microsoft lo hacen manteniendo alianzas estratégicas con un único proveedor, aún cuando permiten que otros formen parte del negocio.
Surgen algunas preguntas: ¿Fomenta más la innovación la competencia de fabricantes o es mejor trabajar en profundidad con uno solo? ¿En qué situación quedan fabricantes como HTC? ¿Acabarán estas estrategias alterando por contagio el mercado del PC?
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