Open Data no es una opción, es una necesidad



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Aún son muchas las Administraciones Públicas que ven la liberación de la información pública como una opción no prioritaria. Sin embargo, un rápido análisis de la realidad que está por venir haría que lo percibiesen como lo que realmente es, una necesidad. Estos son los tres argumentos que lo justifican:

  • Los presupuestos de las Administraciones Públicas están a la baja.
  • Las Administraciones no son precisamente un ejemplo de eficiencia en la innovación.
  • Las nuevas generaciones de ciudadanos exigen cada vez más tecnología en la vida cotidiana.


Respecto a los presupuestos no hay que decir gran cosa a cualquiera que haya estado en el planeta Tierra en los últimos cuatro años. Los presupuestos de las Administraciones, incluidos los referidos a TI, se reducen por efecto de la crisis y tal vez también porque hay una velada tendencia a aligerar la presencia de lo público.


La innovación en la Administración

Puede ser correcto que en ocasiones la Administración tome el testigo en ciertas áreas de I+D+i, fundamentalmente en aquellas en las que, siendo estratégicas, no hay ningún inversor privado interesado en ellas. Pero lo que no parece tener discusión es que las Administraciones Públicas, aún siendo eficaces, obtienen un menor rendimiento en innovación que las empresas privadas por cada euro invertido .

Solo dos ejemplos de I+D pública de Administraciones a las que se les supone eficacia y eficiencia.

La primera es la carrera por la secuenciación del genoma humano. A mediados del año 2000 Celera Genomics -una empresa privada- y National Human Genome Research Institute -una empresa pública- presentaron conjuntamente el manual que descifraba el genoma humano. Habían llegado al final del trabajo prácticamente al unísono. De hecho, muy al final decidieron unir fuerzas. Pero con una gran diferencia: Celera Genomics lo había hecho más rápido y por diez veces menos dinero que su homóloga pública.

El segundo ejemplo es referente a la NASA. En Mojave, un lugar que es a la industria espacial lo que Silicon Valley es a la de TI, están apareciendo empresas como Virgin Galactic -fundada por Richard Branson, dueño de Virgin-, SpaceX -fundada por Elon Musk, creador de PayPal-, Blue Origin -fundada por Jeff Bezos, padre de Amazon- o XCOR que trabajan para crear lanzaderas espaciales, hacer posible el turismo espacial o crear un puente aéreo entre la Tierra y otros planetas. Sus presupuestos son bastante menores de lo que la NASA necesita únicamente para la estructura de lanzamiento. Quizá por ello el transbordador Atlantis no haya tenido repuesto...

En el primer caso, la investigación pública estaba justificada para garantizar que ninguna empresa pudiera patentar el genoma humano, algo de consecuencias absolutamente impredecibles. En el segundo, la NASA tuvo su momento álgido cuando las inversiones eran tan extraordinarias que hacía los proyectos inviables para cualquier empresa privada, algo que ya no ocurre.

Pero si dos organizaciones públicas de perfil tan altamente innovador como estas han demostrado ser tan poco eficientes frente al sector privado, ¿se puede esperar una alta eficiencia en la innovación en organizaciones con perfiles más tradicionales?


Las nuevas generaciones

La irrupción de las nuevas generaciones -los nativos digitales- está provocando cambios a todos los niveles. En lo que respecta a la Administración, ésta tendrá que seguir desarrollando tecnologías para su consumo interno (para su propio funcionamiento) y ahora además tendrá que desarrollar tecnología para los eCiudadanos. Estos nuevos ciudadanos lo piden de hecho sin darse cuenta porque «si uno crece con una tecnología, no la considera tal. Simplemente está ahí» (Vint Cerf hablando de Internet).

Conceptos como el de SmartCity provocarán que las Administraciones tengan que hacer grandes esfuerzos inversores para dotar tecnología a todos los niveles de la vida cotidiana, desde la gestión inteligente -y eficiente- del consumo energético (consumo de edificios públicos, alumbrado de calles...) hasta la gestión smart de la ecología y calidad de vida (contaminación, alérgicos, ruido, recogida de basuras,...) pasando por la gestión eficiente de la circulación en las ciudades, transporte público, aparcamientos, etc.

Y todo ese esfuerzo inversor en innovación y nuevas tecnologías tendrá que hacerlo en una época de recortes presupuestarios y con unas estructuras internas que no son precisamente las más óptimas desde el punto de vista de la eficiencia innovadora.


Ergo...

Ese es el contexto en el que Open data puede ser una vía de escape. Liberar la información pública mediante estándares habilitará a empresas y particulares para desarrollar muchas de esas aplicaciones que los nuevos eCiudadanos utilizarán para mejorar su calidad de vida en las ciudades o incluso para ayudar a las Administraciones a ser más eficientes.

Hay un sector -el del transporte por las ciudades en sentido amplio- que es punta de lanza en todo este movimiento de Open data. La Administración puede hacer aplicaciones multi-plataforma (web, iPhone, Android, Windows Phone,...) para que los ciudadanos tengan información online sobre los medios de transporte, sobre donde aparcar, sobre cómo llegar,... o puede hacer accesible toda la información mediante estándares para que terceros (empresas y particulares) las creen.

Podría también liberar la ingente cantidad de información social, cultural, turística, sanitaria, económica,... de la que dispone con el objetivo de que otros le encuentren valor y creen nuevas aplicaciones. Esto permitiría a la Administración no tener que invertir para cubrir esos huecos.

Incluso podría liberar información sobre el pago de impuestos o solicitudes de licencias de todo tipo de forma que los propios ciudadanos hicieran de inspectores en la lucha contra el fraude. Puede parecer que algunas de estas iniciativas atentan contra la protección de datos de carácter personal (y sí, hay que tener las debidas cautelas) pero ya hay países que lo están poniendo en marcha como Italia o Noruega.

Lo más curioso de todo -o quizá no tanto- es que las Administraciones que comienzan a trabajar en este modelo son más eficientes, tienen un menor fondo de maniobra en tecnología y además se las percibe como más innovadoras (pese a que no desarrollan productos terminados sino servicios de base). Tal vez porque la innovación esté en permitir que otros lo hagan. Es todo un mundo por descubrir, quizá una nueva forma de entender la Administración Pública en la Red.


Enlaces relacionados:

     › Ejemplo de apertura máxima: Consulta el sueldo de cualquier noruego (para quien sepa Noruego).
    

Nota: únicamente con el objetivo de simplificar se incluye bajo el paraguas de Open Data la apertura de información de todo tipo, incluso modelos que encajarían más dentro de, por ejemplo, Gov Data u otros.

www.tonsofit.com


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Los otros enemigos del email



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[Mode: Imaginemos Bilbao en 1975] Un amigo decide poner en venta su maravilloso coche, un Seat 128 Sport, y en lugar de poner un anuncio en la sección de clasificados de los periódicos opta por enviar una carta personal a cada uno de los habitantes de Bilbao y alrededores. Y como Bilbao es la capital del mundo se pone manos a la obra en la tarea (de complejidad media para un Bilbaíno) de enviar unos cuatro mil millones de cartas, todas ellas convenientemente escritas a mano, nada de fotocopias.

A las pocas semanas fallece su tío Joe, un familiar lejano que hace muchos años emigró a Idaho. Lo fácil sería publicar una esquela en la sección de necrológicas de los periódicos pero mi amigo no es de pensamiento lineal. Por supuesto, lo primero que se le ocurre es enviar una carta personal a todos los amigos de Joe, tanto a los de Idaho como a los de su Bilbao natal. Estos últimos hace más de 70 años que no veían al tío Joe.

Pasados unos pocos días, mi amigo recibe la herencia de su tío Joe junto con documentos un tanto confidenciales (cosas de las que Joe probablemente no estaba muy orgulloso), o al menos que es mejor que siguiesen permaneciendo dentro del círculo familiar más cercano. Pero ni corto ni perezoso decide, esta vez sí, publicar el contenido íntegro de los documentos en la sección de anuncios del periódico de mayor tirada.

Por último, y como llevaba varios días sin ir al trabajo por motivos personales (por el doloroso fallecimiento de su tío Joe), el sábado a última hora de la tarde decide enviar un telegrama urgente a todos sus compañeros avisándoles de que el lunes sí irá a trabajar. Todos ellos oyen la llamada del cartero entre la una y las tres de la madrugada del sábado al domingo. Prácticamente todos se acuerdan súbitamente de su tío Joe (y de algún otro familiar) al descubrir que les han sacado de la cama para algo que no era en absoluto urgente ni importante.
[Mode: Volvamos a la realidad]


La realidad en el uso del email

Con buen criterio, alguien pensará que mi amigo está un poquito desequilibrado, que lo está. Pero eso mismo o una variante tecnológica muy parecida es lo que la gente normal hace con el correo electrónico.

En ocasiones hay emails con un número desproporcionado de destinatarios y con objetivos variopintos: informar a todo el mundo de algo (aun cuando a la mayor parte ni les va ni les viene) o escurrir el bulto bajo el «yo ya lo avisé hace días en un email»,...

Otras veces hay correos electrónicos con contenidos claramente confidenciales que se envían sin mayores contemplaciones. Probablemente desconociendo que el correo electrónico está basado en protocolos (SMTP, POP, IMAP,...) que no han tenido cambios, ni de seguridad ni de ningún tipo, en los últimos veinte años y que son increíble y alarmantemente inseguros.

Hay también correos electrónicos enviados a horas intempestivas o no adecuadas para informar (y tal vez comprometer) de asuntos irrelevantes que perfectamente podrían esperar a la siguiente jornada laboral.

Y al final del todo, hay también correos electrónicos que se envían correctamente en tiempo, forma y contenido.


La alternativa que nos proponen

La alternativa que algunos nos proponen pasa por no usar el correo electrónico en favor de otros medios como blogs, Twitter, Facebook, LinkedIn, repositorios de documentación,... Por ejemplo, Atos se ha marcado el reto de ser una compañía zero email en tres años. El objetivo es aumentar la productividad de los empleados ya que, según parece, ahora desperdician gran parte de su tiempo leyendo una ingente cantidad de emails irrelevantes.

¿Acaso no es eso matar al mensajero? El medio de comunicación no es bueno ni malo, es el uso que se le dé lo que hace que sea útil o no y probablemente lo único que conseguirá Atos será que en tres años sus empleados no lean email sino el timeline de su cuenta de Twitter o su muro en Facebook.

El ineficiente en todo caso sería el empleado (probablemente por falta de formación en el uso de las herramientas tecnológicas o por el fomento de una relación insana entre los empleados) y no la herramienta utilizada para comunicarse.

En otros casos, se limita su utilización. Por ejemplo, Volkswagen ha modificado el perfil de descarga de sus Blackberry corporativas de personal no directivo para que no sincronicen correo fuera del horario laboral. Volviendo a la analogía del Bilbao de 1975, eso es tanto como prohibir los telegramas porque alguien hace mal uso de ellos.
A quien deberían perseguir y reeducar es a las personas que envían emails no urgentes y no importantes fuera del horario de trabajo (y además esperan respuesta y solución inmediata) y no al medio de comunicación elegido. Probablemente, estas personas, una vez restringido el email, encontrarán una nueva vía -SMS, WhatsApp o lo sea- para seguir manteniendo su forma de dirigir.


Terminando

El correo electrónico es una herramienta genial. Sin embargo, su uso se ha masificado de tal forma que ahora se usa para tareas que no le son propias como convocar reuniones (con lo fácil que es hacerlo con la agenda) o compartir información de proyectos (con lo eficiente que es un gestor documental).

Se confunde habitualmente el envío de información a una audiencia conocida (es lo normal en un email), una audiencia predecible (la de Facebook, Twitter, Google+, LinkedIn,...) o una audiencia completamente indeterminada (un blog).

Por último, su asincronía (no hay relación entre el momento del envío del email y el de su recepción) provoca que se haga un uso erróneo del tiempo y en ocasiones se use para mantener la tensión laboral más allá de lo necesario, informando de cosas irrelevantes y sin urgencia fuera del horario laboral.

Los blogs, las redes sociales y los gestores documentales en absoluto sustituyen al correo electrónico. Lo complementan. El problema no es la tecnología sino la correcta elección de la herramienta en función del mensaje y la audiencia. Lo más fácil es prohibir la tecnología pero eso no soluciona el problema. La solución pasa por la formación en el uso de las herramientas disponibles, ¿o no?



Enlaces relacionados:

     › Tons of IT, 2011. ¿Adiós al email?
     › Atos, 2011. Compromiso Atos de zero email company
     › Volkswagen, 2011. Volkswagen apaga las Blackberry fuera del horario laboral
     › Naked bits, 2011. Socialización de la información



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