El cerebro humano dispone aproximadamente de cien mil millones de neuronas y cada una de ellas está comunicada con otras diez mil creando redes o dominios de conocimiento. Respecto a Internet, a finales de 2008 Google decía en su blog que tenía en sus índices más de un billón (europeo) de páginas, es decir, diez veces más páginas que el total de neuronas de un cerebro humano. Probablemente, a finales de 2010 habrá que multiplicar esta cifra por 2 o por 3 por lo que, a buen seguro, estaremos cerca de los 2,5 billones de páginas o contenidos diferentes.
Pero Internet no tiene únicamente un crecimiento explosivo en cuanto a contenidos por dominio sino que el número de dominios crece igualmente de forma exponencial. La curva que nos facilita Netcraft muestra como la pendiente de crecimiento se incrementa en cada periodo llegando hasta los 250 millones de dominios registrados a finales de 2010.
Y qué decir del crecimiento en volumen de almacenamiento en Internet. Más allá del típico chiste de "méteme Internet en este disquete", lo cierto es que hay quien se ha tomado la molestia de medir lo que ocupa el volumen de información que está online en Internet. Un reciente y altamente recomendable estudio de IDC sobre almacenamiento estima que actualmente hay un volumen de 0,9 Zetabytes y se llegará a un Zetabyte aproximadamente coincidiendo con el final de 2010 (un Zetabyte son mil Exabytes, o un millón de Petabytes, o mil millones de Terabytes o un billón de Gigabytes, o sea, mucha, mucha información).
Y las previsiones para 2020 son aún más radicales porque se estima que en diez años el volumen de almacenamiento necesario será de 35 Zetabytes, si bien es cierto que de esos 35 Zetabytes se cree que solo el 25% será contenido único (es el ratio actual). El otro 75% son copias y copias de copias de contenidos ya existentes.
Aunque se prevé un gap entre el espacio disponible y el necesario, este crecimiento no será un problema en sí mismo. Los costes del almacenamiento por Gigabyte bajarán al mismo ritmo al que crezcan los incrementos de consumo, como siempre lo han hecho. Además, se potenciarán tecnologías como la deduplicación o la virtualización del almacenamiento. En definitiva, que es previsible que la tecnología de almacenamiento no sea un stopper para el desarrollo de Internet.
Volvamos al cerebro
El cerebro humano se las apaña bastante bien con apenas cien mil millones de neuronas. Y dado que la capacidad de almacenamiento está limitada el cerebro ha aprendido a olvidar. Por eso, se distinguen al menos tres tipos de sucesos en la memoria:
- La memoria a corto plazo con experiencias que se recuerdan momentáneamente pero se olvidarán con el paso del tiempo. Por ejemplo, los números de la lotería primitiva de esta semana.
- La experiencias que han llegado a la memoria a largo plazo pero no se recuerda que se tienen. Por ejemplo, no se puede recordar la cara de alguien que hace 20 años que no se ve pero si se vuelve a estar junto a él se le identifica sin problemas (luego el dato estaba ahí).
- Las experiencias que están en la memoria a largo plazo y se recordarán de por vida. Son aquellas que han moldeado la plasticidad el cerebro, por ejemplo, los mismos números de la lotería primitiva en el supuesto de que nos haya tocado.
Consideraciones legales
La mayor parte de los países desarrollados disponen de legislación específica para proteger la intimidad de las personas frente a la capacidad tecnológica de las empresas para crear bases de datos de todo tipo y condición. En muchos casos estas leyes regulan el almacenamiento en base a criterios objetivos como el tipo de información (edad, capacidad económica, nivel de estudios, sexo, religión, ideología,...) pero siempre existen algunos un tanto subjetivos como la "proporcionalidad". Es decir, que el almacenamiento de cierta información debe ser proporcional al uso que se da de ella. En ese sentido, no es proporcional, por ejemplo, que nuestro operador de telefonía mantenga en sus bases de datos nuestra ideología política o religiosa.
Otro factor de proporcionalidad es el tiempo en el que el dato está vigente y, por tanto, las empresas deben proceder a su cancelación cuando ya no lo está.
Pensemos ahora en alguien que comete un delito o, en general, ocurre algo en su vida que le desagrada personalmente. Si tiene 'suerte' su acción será publicada en medios de comunicación tradicionales y en los nuevos de Internet. Pasados, por ejemplo, cinco o diez años la noticia seguirá ahí, seguirá online para que cualquiera pueda saber lo que desee sobre su pasado. ¿Es lícito mantener online esa información diez años después?
La Unión Europea está ya iniciando la regulación de estas situaciones y es previsible que pronto exista una directiva sobre el derecho al olvido en las redes sociales. Es decir, el ciudadano tendrá derecho a que no exista información sobre él en las redes sociales.
Esto tiene unas implicaciones legales muy fuertes y unas implicaciones técnicas desbordantes. Países como Alemania ya han regulado legalmente el que los profesionales de las empresas de selección de personal no puedan acudir a las redes sociales para recabar información sobre los candidatos. Es esta una ley muy ambigua en su redacción y brutalmente compleja en su puesta en práctica. Porque, ¿cómo impedir que alguien busque en Facebook información sobre el candidato?
En el extremo de la legalidad, ¿deberían los medios de comunicación dejar de mantener online las noticias en las que se citan personas una vez haya transcurrido un tiempo estipulado? Y ya puestos, ¿afecta solo a medios de comunicación o es aplicable a Internet en su conjunto? De acuerdo, hay derechos básicos como el derecho a estar informado y los derechos de prensa en general pero, ¿aporta algo conocer que nuestro vecino realizó una determinada acción -de la que tal vez no se siente orgulloso- hace quince años o es puro voyerismo?
Hace un par de meses el presidente ejecutivo de Google decía que en el futuro los jóvenes cambiarán de nombre para escapar de su pasado. Fue muy criticado por ello pero qué duda cabe que decía algo con mucha lógica. Lo que no decía es que su dardo iba dirigido a Facebook, uno de sus principales enemigos en la lucha por el liderazgo de Internet, y que su buscador, Google, es uno de los que más y mejor participa en que Internet no sepa olvidar.
Pregunta número dos: ¿debe tener Internet procedimientos de privacidad de forma masiva y es viable técnicamente?
Dadas las limitaciones, el cerebro ha aprendido a recordar únicamente lo que aporta valor para el futuro descartando el resto (porque el saber sí ocupa lugar). Igualmente, descarta con mayor celeridad los sucesos no agradables de cara a vivir más felices en el futuro. Está demostrado que hay mayor liberación hormonal para fomentar la memoria a largo plazo ante acontecimientos y vivencias agradables que frente a aquellas que no encajan en nuestra escala de valores. Pasadas unas semanas, recordamos con mayor profusión de detalles la cara de un niño feliz y sonriente que una foto de un animal o persona herida.
Pregunta número tres: ¿estamos creando infelicidad a escala planetaria manteniendo online y de por vida los hechos desagradables (aunque también los agradables) de nuestras vidas?
Dificil tarea tiene el legislador para poner en orden todo esto...
www.tonsofit.com
Esto de lo que hablas es algo que creo que mucha gente tiene en la cabeza.
ResponderEliminarLas cosas parece que duran de por vida en internet.
Por esto mismo es por lo que han salido empresas al mercado que se dedican a limpiar imagen de diferentes personas.
yo la verdad es que creo que no debería olvidar, pero si archivar de alguna forma. Que la información no esté directamente disponible como en una busqueda común, pero que pudiese ser buscada mediante medios alternativos.
Excelente artículo sobre un tema que está muy de actualidad.
ResponderEliminarHace unos días se suicidaba un muchacho porque sus compañeros de colegio mayor habían difundido en directo por Internet un encuentro sexual homosexual desde su habitación.
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/joven/suicida/difundirse/Red/relacion/gay/elpepisoc/20101002elpepisoc_12/Tes
Esto no es exclusivo de Internet (antes también se podía hacer) pero como bien dices ahora se puede hacer a escala planetaria y de forma instantánea. Se llega a todo el mundo en el acto.
Eneko, el problema de la seguridad reputacional es que solo está accesible para las empresas. Los particulares en general no tienen medios para contratar estos servicios.
Y cada vez son más los que se valen de la pseudo-privacidad de Internet para publicar barbaridades.
Efectivamente, no será fácil regular legalmente todo este lío porque aunque hace falta poner freno a algunas cosas es muy complejo hacerlo sin actuar como censor de Internet.
Excelente post Manu, como siempre ameno y lleno de información interesante...
ResponderEliminarNo me fiaría de los legisladores para ayudarnos en este laberinto, que siempre van por detrás. Más bien es un problema que nos tocará resolver a nosotros...
Como en otras muchas cosas, probablemente aprender de la Naturaleza sea la mejor ocpión...
Esa y tratar de ser formal ;)
Interesante reflexión Manu.
ResponderEliminarCreo que el gran reto está en ser capaz de establecer un criterio para el olvido. Tanto la red como el cerebro pueden establecer un criterio de uso. Lo que no se usa en un tiempo se olvida. Pero en ese criterio se confunde lo importante con lo recurrente, y eso puede ser fatal. Hay cosas vitales que sólo hay que usarlas una vez en la vida, pero esa ocasión es crucial.
Pero por otro lado la red tiene una ventaja sobre el cerebro. Como bien dices en éste no puedes hacer esfuerzos por olvidar algo, porque cualquier esfuerzo es una referencia al hecho a olvidar y el efecto que se consigue por ese refresco es precisamente el contrario del buscado. Sin embargo en la red sí parece que podría abrirse esa posibilidad. En buena teoría (otra cosa será la práctica), y a modo de ejemplo, un juez podría obligar a despublicar determinados contenidos, por inciertos difamantes o caducos, de todos los repositorios, dejándolos accesibles sólo a usuarios restringidos que por motivos legales (p.ej.) necesiten acceder a lo que en su día se publicó. O podría obligar a acompañarlos de un texto aclaratorio o de enmienda en su caso (algo similar a lo que se hace cuando se obliga a publicar en un medio escrito un texto de desagravio).
En fin, un reto interesante en cualquier caso.
Guiler, pero en el fondo es un problema legal. Los técnicos podemos ponernos de acuerdo (como bien dices con lo de ser formales) en no permitir referencias personales en nuestras webs pero siempre habrá quien los permita.
ResponderEliminarY más allá de las descalificaciones que a veces se lanzan bajo el pseudo-anonimato de la web, no olvidemos que la LOPD establece periodos de retención de la información en función de su naturaleza. ¿Deben borrarse los contenidos caducados o que han superado su periodo de vigencia?
Iban, Creo que la aproximación más simple podría ser que nos acostumbrásemos a incluir periodos de vigencia de la información en nuestros gestores de contenidos. Es decir, cuando publico una noticia indico que quiero que esté disponible desde mañana hasta dentro de tres años. Llegada esa fecha la URL desaparece. Pero entonces, ¿como salvar el hecho de alguien pueda tener interés lícito en consultarla a posteriori? Me parece un choque de libertades de pantalón largo...
Decia Sun Tzu, que lo que más vulnerable hace a un enemigo, es toda la información que tengas de él.
ResponderEliminarQue yo sepa las hemerotecas siguen vivas. En ellas aún disponemos de noticias, en las que se publican: nombres, fechas, acciones etc.
ラウルロペス
La moral no se juzga. Ciertamente estando detrás la política a la informatica, solo queda estar espectantes.
Interesantisimo articulo, estas que te sales. Me ha encantado.
ResponderEliminarNo se puede olvidar algo voluntariamente, pero si se pueden modificar los recuerdos de manera inconsciente. El cerebro humano tiene la capacidad de modificarlos si los considera "peligrosos" para nuestra propia existencia, como por ejemplo la perdida de un ser querido. Si ese dolor lo recordaramos con la misma intensidad x años despues bajariamos al abismo de nuevo...
Tampoco debemos olvidar que lo que sucede en nuestro cerebro son un cumulo de reacciones quimicas y que pueden ser alteradas en funcion de la salud del individuo, como por ejemplo con la edad, la senectud, etc, y por ultimo, como tu indicas esta la memoria selectiva...
Viva el cerebro humano, Viva Punset!!!
Lamentablemente en internet no se funciona de la misma manera. Te puede ocurrir como con el refranero: mate un perro y me llamaron mataperros. En la red es igual. En el momento en que te posicionas consta de por vida en tu "expediente" y no sabes como va a ser utilizado en años posteriores. Deberia ser legal el exigir un pelin de alzheimer selectivo a los datos personales que estan almacenados en la nube.
Hi Borja,
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. La 'memoria infinita de Internet' no permite ese funcionamiento selectivo (y de auto-protección del cerebro). La información, buena o mala, siempre está ahí y no creo que eso sea sano. Falta la mano del regulador-legislador pero cada vez que alguien se pone a legislar sobre esto intenta ir al extremo contrario y le tachan de censor. Complejo trabajo tienen por delante los juristas.
Saludos